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Jurista: Ningún sistema democrático está libre de la corrupción

Santo Domingo.– La corrupción no es un mal exclusivo de países en vías de desarrollo ni una consecuencia inevitable de sistemas políticos débiles. Es, como bien señaló el abogado penalista Juan Gonzalo Ospina, una enfermedad global que, sin distinción, corroe los cimientos de cualquier democracia, por más robusta que esta se crea.

Durante su intervención en el programa “A primera hora”, transmitido por RNN Canal 27, Ospina expuso una verdad incómoda pero irrefutable: no existe sistema democrático completamente inmune a la corrupción.

Incluso aquellos países que presumen de sus instituciones sólidas y de una transparencia ejemplar, pueden ver sus estructuras tambalear cuando el poder se pervierte al servicio de intereses personales.

Y es que la corrupción no solo desangra recursos públicos; hiere lo más valioso de un sistema democrático: la confianza ciudadana. Como señaló el jurista, cuando el pueblo percibe que las reglas del juego se tuercen a conveniencia de unos pocos, los principios de igualdad ante la ley, transparencia y rendición de cuentas se vuelven meras palabras vacías.

Frente a esto, Ospina no aboga por resignación, sino por acción. Insiste en la necesidad de fortalecer los mecanismos de control, garantizar una justicia verdaderamente independiente y, sobre todo, fomentar una cultura de legalidad y ética pública. Porque solo desde una ciudadanía vigilante y un Estado con instituciones firmes se puede enfrentar con eficacia un mal tan persistente como la corrupción.

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